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PorInstituto Bitácora

15 noviembre Día Mundial Sin Alcohol

Desde Instituto Bitácora, nos súmanos a la celebración del Día Mundial Sin Alcohol.

Y ya que es un día para la reflexión sobre las consecuencias del consumo de alcohol, queremos señalar, el difícil escenario en el que se encuentran las personas que presentan un trastorno por consumo de alcohol.

Se encuentran con una sociedad que acepta y valora que con dos copas de más contemos cuatro chistes, pero cuando aparecen problemas nos aparta.

Se encuentran con una enfermedad que gran parte de la población no considera como tal, aunque sean evidentes los desequilibrios a nivel físico, psicológico y social.

Se encuentran con que los dispositivos que están a su alcance muchas veces no funcionan. Sabemos muy bien qué hacer ante un problema de colesterol, o hipertensión o diabetes o ansiedad o tabaquismo, pero muchas veces se atienden los problemas derivados del alcohol, sin tratar el problema del alcohol. Solo pondré un ejemplo, porque hay muchos. El chaval que una noche de sábado acaba en urgencias por un coma etílico, ¿Qué se hace? ¿Se trabaja una vez que se le da el alta para evitar una segunda vez?

Hoy, quince de noviembre, queremos acercar esta problemática, creciente a pesar del trabajo en prevención que se ha hecho y se está haciendo, a TODOS. Y queremos especialmente señalar, que las personas que presentan problemas con el alcohol sufren mucho, en silencio, en soledad. Sufren como consecuencia de la enfermedad. Sufren por la culpa, la vergüenza, y sufren por el estigma social que todo ello supone.

Os dejamos el testimonio de dos de nuestros pacientes que están dejando de sufrir.

Tras muchos intentos sola por salir de ese refugio en el que por circunstancias de la vida hacia años me encontraba inmersa, y con el empuje principal de mis hijos que también estaban a punto de tirar la toalla, casi me vi obligada a tomar la mejor decisión que quizás haya tomado en mi vida, asistir al Centro Bitácora con mucha fe y esperanza, de la mano de quienes más amor y cariño podré recibir jamás, a quienes les di la vida.

Para mi ha sido maravilloso dejar de beber, he aprendido a valorar la vida, a reír estando fresca, a disfrutar de mis hijos y de mis nietos, a verme guapa, a no tener pereza en arreglarme, salir, hacer actividades que antes no hubiera hecho ni soñando.
Me costó mucho abrirme y contar mis experiencias, pero ahora asisto a terapias con otras mujeres como yo y me lleno de alegría y entusiasmo. Compartir es afrontar.
La vida sin alcohol es VIDA.

Bueno me llamo Vicente:

Mi vida sin alcohol es maravillosa, cuando bebía mi vida no era vida, era una persona que me encerraba en mi mismo y cada vez peor y todo por la bebida. Vivía para la bebida. Hasta que un día a mi familia le pedí ayuda y empezó una nueva vida sin alcohol y es estupenda.

Empiezo a ser yo, ya no tengo tanto miedo a salir a la calle mirando hacia abajo para que nadie note que tengo los ojos rojos de la resaca, ahora en todo momento soy yo quien decide, sin dudar, ya que me siento seguro de mi mismo puesto que tengo ganas de vivir, empiezo a cuidarme, mi aspecto es totalmente diferente ahora estoy limpio, cuidado, e incluso tengo más peso, puesto que antes no comía solo bebía y de comer nada.

Donde no veía una salida ahora si la veo, y es más, hasta me gusta ver que me estoy queriendo pues si me quiero yo podré querer a otras personas.

Ahora mi camino puede ser de rosas con espinas, pero veo lo positivo, veo la rosa y las espinas las aparto, puesto que ahora empiezo a ser yo mismo y positivo, no veo la oscuridad de antes que solo me decía pobre de mi, ahora tengo problemas como todo el mundo, pero los afronto con más claridad y no escondo la cabeza como hacia antes, afronto todo desde una perspectiva normal.

Ahora empiezo a ser una persona normal y no enferma y ser normal para un alcohólico no es fácil, pero si quieres puedes. Y te aseguro que no cambio ni mi mejor día de borrachera por el peor día que tenga ahora, puesto que ahora soy muchísimo más feliz que antes y me gusta mucho quererme, me sienta bien y a los demás que me quieren también. Y empiezan a confiar en mi y eso me llena y me da mucha más fuerza para seguir a delante, y fuerza para creer en mi mismo.

He recuperado lo más importante para mi, mi hija y mi familia, y creedme, cuando te ves solo y envuelto en el mundo del alcohol no ves salida, pero si la hay. Yo no soy especial ni nada de eso, solo tengo ganas de vivir mi vida sin una copa, puesto que soy enfermo alcohólico, pero la vida sin alcohol es maravillosa y se consigue siempre que uno quiera.

PorInstituto Bitácora

¿Qué pasa si bebo un día?

La semana pasada hablábamos de lo difícil que resulta para pacientes y familias aceptar que una adicción es una enfermedad. Poníamos como ejemplo, un pensamiento automático, el “por un día no pasa nada” que se da tanto en pacientes como en familiares, especialmente en estas fechas que tenemos a la vuelta de la esquina y sobre el que trabajamos para que no se active desde Instituto Bitácora.

El plantearse ”beber en un día especial, como hace todo el mundo, si pasarme, sin emborracharme, solo disfrutando como hace la gente normal”, es no entender que una adicción es una enfermedad. La recuperación, al igual que el desarrollo de la enfermedad, es un proceso, que requiere su tiempo y un cambio de actitud. Leer más

PorInstituto Bitácora

Día Mundial Sin Alcohol

Domingo 15 de noviembre se celebra el Día Mundial Sin Alcohol.

Desde hace más de una década tengo el privilegio de acompañar a personas que tienen problemas con el alcohol, pacientes y familiares, en un  proceso de cambio que a veces resulta fácil y gratificante, y otras resulta difícil y más gratificante aun. Después de este tiempo, me sigue emocionando comprobar cómo gracias a haber pasado por una experiencia tan dolorosa como es la adicción al alcohol, todos aprendemos a querer más, a vivir más, y digo “todos” porque gracias a todos ellos he aprendido, aprendo y seguiré aprendiendo a ser mejor persona.

Para algunos de ellos un día sin alcohol es…

“Papá se compraba una botella de las grandes de cerveza y cuando se la terminaba empezaba con otra nueva…

 La vida sin alcohol no sé que supone. Sólo sé que antes mi padre estaba siempre con una cerveza, luego con una coca-cola y ahora con agua. ¡Me encanta mi padre de ahora, el del agua! Con él me río, voy en bici, salgo a correr… “

Un niño con casi 10 años

¿Qué supone la vida sin alcohol?

Principalmente y lo que más valoro a día de hoy es la SERENIDAD en la que me encuentro, esa capacidad de soltar y dejar atrás viejos sueños o reproches, de no guardar rencor. De disfrutar de una gran calma interior.

La vida sin alcohol me ha regalado un PRESENTE, permitiéndome estar abierta a lo nuevo. Me ha regalado SEGURIDAD y CONFIANZA en mí misma y en mi pareja, he conseguido RESPETAR y AMAR quiénes somos y cómo somos, amando la manera en que somos diferentes.

La vida sin alcohol supone DELEGAR, COMPARTIR, RESCATAR HOBBIES, TIEMPO LIBRE… en definitiva, VOLVER A CREER EN TUS SUEÑOS Y SEGUIR SOÑANDO.

El NO al alcohol me ha regalado la ALEGRÍA y me ha permitido VIVIR SIN MIEDO. Me siento AGRADECIDA y VIVO CON MUCHO GUSTO valorando las cosas nuevas que me aporta un nuevo día.

GRACIAS  A  LOS QUE ME RODEAN Y ME HAN RODEADO.”

La mamá del niño de casi 10 años

 

“La vida sin alcohol es redescubrir cosas maravillosas que habías olvidado”.

Dos años y medio luchando para estar sobria.

“Nunca, nunca puedo olvidar que dejar la adicción depende solo de mí… un día sin alcohol, una vida sin alcohol supone poder mirar en mi interior, recuperar mi dignidad, mi estima y mi respeto”

 

Un hombre desde la senectud.

“El vivir sin alcohol, me permite ser consciente”

En la serena soledad

“Con alcohol todo es peor”

Desde el cielo

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