Sabemos que nuestros pensamientos y creencias los solemos adquirir de manera involuntaria, pero podemos aprender a modificarlos voluntariamente.
Todos somos víctimas de pensamientos negativos, pero como todo lo que se aprende se puede desaprender, sólo se necesita un poco de práctica. Comprender y trabajar el papel de nuestros pensamientos nos ayudará a entender cómo nos sentimos y cómo afrontamos las diferentes situaciones que se nos plantean.
Algunas técnicas a seguir serían las siguientes:
1. Detectar pensamientos negativos y creencias irracionales: pues como hemos comentado en post anteriores, nos llevan a mantener emociones y conductas contraproducentes.
Para ello una técnica muy eficaz son los autorregistros, que se basan en el esquema ABC, y por ello anotaremos varios apartados:
-A: la situación desencadenante
-B: los pensamientos irracionales
-C: las emociones y conductas negativas derivadas de B.
Una vez que aprendamos a identificar estas creencias, tenemos que sustituirlas por formas de pensar que nos ayuden a sentirnos y a actuar de forma más deseable. Por ello, cuando la persona adquiera más práctica en detectar las creencias irracionales, podrá añadir dos columnas al autorregistro:
-D: pensamientos racionales
-E: emociones y conductas deseables (derivadas de los pensamientos racionales).
De esta forma, el proceso de detectar y cambiar pensamientos negativos y contraproducentes se irá convirtiendo en algo automático. Así en la medida en que estos pensamientos cambien irán cambiando también las emociones y conductas asociadas a ellos. Esto nos ayudará entre otras cosas a sentirnos mejor y a establecer relaciones personales más satisfactorias.
2. Poner a prueba la validez de tus creencias: pues sabemos que muchas veces nuestros pensamientos y conclusiones acerca de un hecho pueden ser erróneos; así que para evitar sufrimientos inútiles tenemos que tener en cuenta que puede haber otras explicaciones para lo que ha sucedido, busquemos la prueba, la evidencia. Tengamos en cuenta que los pensamientos son ideas, no realidades absolutas y siempre tenemos que verificarlos y comprobar si son ciertos.
3. Autoinstrucciones positivas: son frases que nos decimos a nosotros mismos para ayudarnos a pensar, sentir y actuar como deseamos. Resultan más eficaces si contienen mensajes formulados en forma positiva. Por ejemplo, puedes decirte “voy a estar tranquilo”, “si aparece la ansiedad ya sé en qué consiste”, “soy capaz de soportarlo”, etc.
A algunas personas les resulta muy útil anotarlas en un papel y llevarlas consigo.
4. Reencuadre: consiste en ser capaces de percibir cualquier situación o experiencia desde diferentes perspectivas, y centrarnos en la que nos resulte más útil. De esta forma descubrimos que, en muchas ocasiones, una situación aparentemente adversa puede convertirse en algo positivo.
Reencuadrar nuestrapercepción de la realidad es similar a hacer una fotografía: elegimos la perspectiva, distancia, etc., y destacamos lo que más nos interesa.
Los errores o contratiempos son también una oportunidad para aprender, mejorar y crecer, siempre que nos acostumbremos a reencuadrarlos para afrontarlos como más nos interese. La sabiduría popular recoge esta idea en el refrán: “No hay mal que por bien no venga”, y la filosofía oriental habla de que “No hay nada tan malo que no esconda aspectos positivos, ni tan bueno, que no incluya cosas negativas”.
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