¿OTRA VEZ CON EL CONCEPTO DE ENFERMEDAD?

PorInstituto Bitácora

¿OTRA VEZ CON EL CONCEPTO DE ENFERMEDAD?

En Instituto Bitácora ya estamos preparando con nuestros pacientes y familiares las vacaciones de verano. Y hemos empezado por reforzar el concepto de enfermedad, que tanto cuesta entender y aceptar a unos y a otros, aunque estemos constantemente trabajando sobre ello.
El manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado por la APA (American Psychiatric Association) es el manual de salud mental de mayor aceptación y referencia mundial. Este manual es algo así como un vademécum, una obra donde se recogen las informaciones más importantes y esenciales de una materia, en este caso de los trastornos mentales.
Es por tanto, un sistema de clasificación de los trastornos mentales, donde se recogen descripciones claras y síntomas, para que tanto profesionales de ámbito clínico (médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeros, trabajadores sociales, forenses y especialistas legales) como investigadores y docentes, puedan diagnosticar, tratar, investigar, estudiar e intercambiar información de las distintas enfermedades mentales en un lenguaje común.

El manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-V), define la dependencia a sustancias como un:

Trastorno crónico y recurrente, caracterizado por una pérdida de control sobre el consumo y un patrón compulsivo de búsqueda de la sustancia a expensas de otras actividades más adaptativas para el individuo y beneficiosas para su entorno.
Y partiendo de esta definición, vamos a intentar analizar y explicar cada parte de ella.
Trastorno crónico…
Por trastorno crónico entendemos que la enfermedad, una vez instaurada va a persistir de por vida. La enfermedad estará siempre ahí, latente, dormida, aunque esto no significa necesariamente encontrarse mal, sino todo lo contrario. Con un tratamiento adecuado y con el logro de la abstinencia, los síntomas y las consecuencias van desapareciendo, de manera que se puede llegar a un estado de salud, esto es, que se puede llegar a la recuperación física, psicológica y social.
Pero teniendo siempre presente, que el retomar el consumo va a suponer la activación de la sintomatología de la enfermedad, en este caso, incapacidad para abstenerse, pérdida de control, así como la aparición de las consecuencias negativas, tanto físicas, como psicológicas y sociales derivadas de la adicción.
…y recurrente
Por trastorno recurrente entendemos que la enfermedad puede volver a aparecer nuevamente después de un periodo de tiempo. Lo que entendemos como recaída.
Como demuestran los estudios realizados con distintas técnicas de neuroimagen, el consumo de alcohol y drogas produce anomalías y cambios en la estructura y función cerebral, que provocan que, ante la exposición a determinados estímulos, internos y/o externos, la persona que tiene este tipo de problemas experimente un deseo de consumo intenso e irrefrenable, que le lleva a retomar el consumo.
Por tanto, cuando estamos ante personas que no cesan su consumo, o tienen una recaída tras otra, no se debe a debilidad o a que no tienen fuerza de voluntad, se debe a que su estructura cerebral ha cambiado y a la fortísima asociación de recuerdos placenteros que se activan de manera automática ante los estímulos relacionados con el consumo.

Caracterizado por una pérdida de control sobre el consumo…:

La pérdida de control es el elemento central de la definición de dependencia a sustancias. Supone el punto de inflexión en el que se pasa de consumo abusivo a enfermedad, y del que ya no hay posibilidad de marcha atrás.
Es el momento en el que la persona pierde, de manera definitiva, la libertad sobre el uso de la sustancia, sea alcohol, drogas o sustancias psicoactivas de uso médico. Y esta pérdida de libertad implica un sufrimiento y un malestar para la persona, que solo sabe afrontarlo con más sustancia.
El que la pérdida de control se desarrolle antes o después, va a depender de la capacidad adictiva de la sustancia, de determinadas características físicas y psicológicas de la persona que aumentan su vulnerabilidad a desarrollar este tipo de problemas y de factores socioambientales.
Y un patrón compulsivo de búsqueda de la sustancia…
La persona experimenta un deseo intenso e irrefrenable de consumo (craving) que puede aparecer ante estímulos externos, estados emocionales y también ante la propia abstinencia, y que activan todo un repertorio de actitudes y comportamientos que acaban en el consumo de la sustancia.
Estas actitudes y comportamientos, que de manera casi automática ponen a la persona en acción, se van repitiendo una y otra vez, pasando a ser un esquema rígido y visible por los demás, de manera que las personas que están alrededor son capaces de detectar e incluso predecir una recaída.
Cuando la maquinaria de la recaída está en marcha es muy difícil de parar, y la persona acaba consumiendo más cantidad o durante más tiempo del previsto.
a expensas de otras actividades más adaptativas para el individuo y beneficiosas para su entorno.
La conducta de consumo poco a poco pasa a ser una prioridad, y todo lo demás queda en un segundo plano. La persona abandona a favor del mantenimiento del consumo, responsabilidades y actividades que hasta ese momento le resultaban gratificantes.
Algunas personas pueden mantener un nivel más o menos aceptable de funcionamiento a pesar de la adicción, y pueden ser capaces de mantener su trabajo e incluso sus relaciones, aunque difícilmente les resultan satisfactorias.
Pero si no se pone remedio, acaba irremediablemente afectando de manera muy significativa a la vida cotidiana de la persona que continua consumiendo a pesar de ser consciente del sufrimiento que conlleva para él y para su entorno.

Asunción Lago Cabana
Instituto Bitácora

Sobre el autor

Instituto Bitácora administrator

Somos un equipo multidisciplinar, encabezado por el Dr Reina, dedicado al tratamiento del alcoholismo y otras adicciones, así como a la atención de la familia y a las patologías mentales, desde un modelo bio-psico-social que permite hacer una lectura antropológica de la persona que presenta el problema en su contexto y dentro de unos principios Bioéticos.

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