En los últimos tiempos, internet ha llegado pisando fuerte, colándose en el día a día de millones de usuarios que navegan a diario por la red. Sin duda los beneficios de internet son innumerables, pues con solo hacer un click, tenemos acceso a cualquier tipo de información. Pero lo que es una ventaja, también puede llegar a ser un inconveniente, sobre todo cuando esa ventana a todo tipo de información está también abierta a los menores.
Los adultos, en mayor o menor medida, poseemos la capacidad de filtrar y juzgar con madurez aquellos contenidos que vamos encontrando en la red. Pero los niños, los adolescentes y muchos jóvenes no poseen la capacidad de discernir aquello que es real de lo que no lo es. Es por esto, que la exposición a internet conlleva unos riesgos de los que ya estamos comenzando a observar las consecuencias.
En primer lugar, un niño o un adolescente que tiene a su disponibilidad un móvil o una Tablet, lo primero que hará es dejar de realizar otras actividades acordes a su edad. En el caso de los más pequeños, hablamos de jugar en la calle con otros amigos, jugar al balón, jugar con juguetes y juegos, colorear, interesarse por libros, películas, etc. En el caso de los adolescentes, también se dejan de lado actividades como el deporte, música, películas, lectura, etc., o incluso las relaciones sociales. El repertorio de actividades y de intereses se reduce muchísimo cuando hay un móvil con internet 24 horas disponible. Un niño que juega poco, o a un adolescente que hace poco más que mirar su teléfono, ven muy limitadas sus oportunidades de interacción con el entorno, y con ello, su aprendizaje. Las relaciones con los iguales son bastante más limitadas, la interacción cara a cara se resiente y lo que predomina es la relación a través de las redes sociales. Esto les convierte en más inmaduros y vulnerables.
Se
puede decir que, hoy por hoy, Instagram es la ventana por la cual los
más jóvenes ven el mundo. Y sobra decir que la imagen que enseña
Instagram (al igual que todas las redes sociales) está bastante
lejos de la realidad del día a día. Con esto, encontramos que los
más jóvenes giran más en torno a enseñar, mostrar y parecer, que
a realmente ser. Lo más importante ahora no es hacer cosas, conocer
lugares o personas, es sacar todo eso en fotos y colgarlas en las
redes sociales para que todo el mundo las vea.
Aún es pronto
para poder conocer de forma certera las consecuencias que todo esto
acarreará en las nuevas generaciones. Pero lo que sí se puede
intuir, es que esta tendencia a querer mostrar al mundo cada paso que
se da y la búsqueda constante de la aprobación de otras personas a
través de likes
y comentarios, es probable que vaya a estar ligado a problemas
emocionales.
Existe una serie, “Black
mirror”
(disponible en Netflix)
que, desde la ciencia ficción, en el capítulo 1 de su 3ª temporada
ilustra muy bien este fenómeno. Es una forma de poder entender,
dejando a un lado los elementos de la ficción, de qué manera las
redes sociales pueden llegar a condicionar la vida de una persona.
Quizás
un aspecto aún más preocupante dentro de todo este asunto es
el acceso a la pornografía.
En el momento en el que un niño
(sí, un niño) tiene un móvil entre sus manos, la probabilidad de
que antes sus ojos aparezcan imágenes de índole sexual son bastante
altas. ¿Cuántas veces al visitar alguna web hemos sido asaltados
con esas molestas ventanas que se colaban en nuestro dispositivo
mostrando todo tipo de escenas sexuales? Aparte de esto, no podemos
olvidar el hecho de que el contenido adulto en muchos casos aparece
entre los resultados del navegador sin que realmente sea eso lo que
se está buscando.
Los pequeños manejan bastante bien las
distintas aplicaciones de internet, y si el uso no lo hacen bajo la
supervisión de un adulto, hay que dar por sentado que en un momento
u otro, acabarán viendo contenido sexual.
Como hemos mencionado antes, los niños y los adolescentes no tienen madurez suficiente para filtrar y analizar la veracidad del contenido que están viendo. Parece que esto está dando lugar a que los chicos asuman como algo normal la práctica de relaciones abusivas hacia la mujer y las relaciones sin protección. Quizás esto guarde cierta relación con los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, que apunta a un incremento alarmante en los últimos años de las infecciones de transmisión sexual.
Los que hemos mencionado aquí, son solamente algunos de los riesgos que entraña el uso de internet por parte de los menores y los jóvenes. Existen otros peligros que pasaremos a describir en posteriores publicaciones.
En definitiva, es importante que los padres establezcan un control y una supervisión sobre el uso que hacen sus hijos de internet, como forma de evitar tanto el uso indebido, como la exposición a contenidos inadecuados.
Ana Ponce Rodríguez
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