TODOS PODEMOS SER HEROES

PorInstituto Bitácora

héroes, psicologia

TODOS PODEMOS SER HEROES

Hoy os quiero hablar de los héroes que he ido conociendo a lo largo de estos años trabajando en Instituto Bitácora.

Los héroes que yo he conocido no venían con ropa ajustada de colores, ni capa, ni poderes sobrenaturales.

Los héroes que he conocido son personas normales que se involucran en acciones extraordinarias de servicio al otro.

Personas que llegado un determinado momento deciden y eligen actuar por la otra persona, sin pensar ni por un momento, en ganancia personal o reconocimiento.

Las hazañas de estos héroes, por las que se distinguen del resto de las personas, es que actúan aún cuando los demás son pasivos, preocupándose por el bienestar del otro, con sacrificio, constancia, valor, fe y mucho amor.

Estos los héroes que he conocido y conozco, esposas, esposos, madres, padres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, son los principales agentes motivadores de demanda de tratamiento en nuestro programa de atención a personas con problemas de conductas adictivas.

Y que cuando por fin después de múltiples proezas llegan a nuestra consulta, llegan agotados, sobrecargados, y en muchos casos desesperanzados.

“Llega un momento en el que se está harta de estar harta… mil veces le dije que a la próxima lo dejaba pero a lo máximo que he llegado ha sido a posponer la boda… pero ya no puedo más, en los últimos tiempos se enreda hasta dos veces por semana… tengo claro que quiero estar con él, pero también tengo claro que esta vida no la quiero”

Para nuestros héroes, el camino hasta poder concertar una cita ha sido largo y ha estado lleno de obstáculos, de curvas, de subidas y bajadas, que empezaron con la identificación de las primeras consecuencias negativas derivadas del consumo, y que afecta tanto al paciente como a su entorno.

Y se va complicando aún más con la incapacidad del propio afectado para ver la realidad y reconocer el problema.

Como no puede ser de otra manera las relaciones interpersonales entre el paciente y la familia se van deteriorando. El paciente se distancia cada vez más, cada vez está más aislado, y sufre, el paciente sufre… y la familia también sufre.

La familia sufre porque se siente culpable, porque ya casi nada sirve.

No sirve tolerar los episodios de consumo, ni le sirve el control, es más, cada vez aumentan más los problemas, y vivir en la constante incertidumbre de si vendrá, de cómo vendrá, paraliza y no deja evolucionar.

Así es como los héroes llegan a nosotros. Y se derrumban, y se hunde en el sillón, haciéndose pequeñitos porque están cansados, muy cansados, y porque por fin han llegado a donde querían llegar…
Sin embargo, ese no es el final del camino. Les pedimos que sigan, les decimos que los necesitamos en el proceso de recuperación, que su papel es importante, que tienen que seguir con sacrificio, constancia, valor, fe y amor.

Y si, se levantan. Estas personas extraordinarias se vuelven a poner derechos en el sillón ante nosotros dispuestos a continuar.

Lo que la familia ha visualizado como la soñada y deseada meta, a la que además ha llegado con mucho esfuerzo y sufrimiento, se convierte de repente en un nuevo punto de partida para otra carrera que se avecina larga, intensa y no libre de complicaciones.

Y si, estos nuestros héroes no se lo piensan dos veces, decididos a continuar se secan las lágrimas, se olvidan del agotamiento y siguen…

Asunción Lago Cabana

Psicóloga Instituto Bitácora