Van los de la Universidad Wake Forest, en Estados Unidos, en un estudio publicado por la revista Journal of Personality and Social Psychology, y dicen que el deporte nacional, y no me refiero al futbol sino a criticar, nos hace infelices.
¿Pero eso cómo va a ser? Si los que triunfan, y un ejemplo claro de ello lo tenemos en los programas de televisión, ya sean de cotilleo, de política, de análisis de acontecimientos actuales, realities, son en los que se emiten juicios cuanto más negativos mejor sobre los demás. Si lo más entretenido del trabajo es el 24 en el que nos ponemos al día de lo que ha dicho o ha hecho, o no ha dicho o no ha hecho el otro, o en la puerta del cole que si esta niña, ese maestro, o aquella madre, o entre amigos, que la mejor conversación es la vida y obra del que en ese momento no está, ¿es que somos una sociedad de desdichados?
Pues bien, resulta, que cuando criticamos, mostramos lo que somos, como dice el refrán popular “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio” o como decía Freud “lo que condenas en los demás suele ser lo que rechazas de ti mismo”, y parece que las personas que practican el deporte nacional, presentan perfiles emocionalmente inestables.
Así que, resulta que sin saberlo, practicamos un deporte de riesgo, que aunque a corto plazo nos da un subidón, descargamos y nos quedamos muy a gustito, a medio plazo nos puede llevar a la infelicidad. Y además, y también sin saberlo, estamos mostrándonos tal como nos sentimos, tal como somos.
Así que, amigos míos, mucha atención a lo que decimos, que la crítica da más información de nosotros mismos, que de la persona a la que va dirigida. Si marujeamos, es decir, si miramos en la vida de los demás con buenos ojos, es señal de que estamos bien con nosotros mismos, pero si lo hacemos de manera negativa, es señal de que no estamos bien.
Asunción Lago Cabana. Psicóloga del Instituto Bitácora
Sobre el autor