Dice David Bisbal “Si pero no, porque yo se que su amor no me conviene, no pero sí, que puede ser mejor que lo que ya tienes…”
La ambivalencia, o la presencia de pensamientos, sentimientos, comportamientos opuestos, unas que valoramos como positivos, otros que valoramos como negativos, es algo que forma parte de la normalidad, a todos nos pasa.
Como vemos, no es un fenómeno exclusivo de los problemas de adicción, pero sí se da en las personas que padecen este tipo de problemática y es la antesala al cambio. Cuando nos encontramos ante una persona que se siente atrapada, porque experimenta tanto razones para dejarlo como razones para seguir haciéndolo, tenemos que ayudarle a salir de ese bucle de sufrimiento. Sí, de sufrimiento, porque el adicto sufre. Sufre porque es conocedor de las consecuencias negativas que para él y para su entorno tiene el consumo, y sufre porque también es conocedor de que ante determinadas circunstancias va a tener expectativas positivas respecto al consumo, va a experimentar un deseo irrefrenable, va a acabar consumiendo y así se vuelve a cerrar e intensificar el círculo de sufrimiento.
Tenemos que dejar de pensar que si una persona no lo tiene claro no va a cambiar. Ese y no otro tiene que ser nuestro trabajo. Tenemos que aceptar que la ambivalencia es algo normal, tenemos que ver la ambivalencia como lo que es, la oportunidad de poder ayudar a la persona que está sufriendo a tomar decisiones y poder avanzar.
Para terminar, os dejo este extracto de “El Principito” que refleja perfectamente qué es la ambivalencia:
-¿Por qué bebes?-preguntó el principito.
-Para olvidar- respondió el bebedor.
-¿Para olvidar qué? -inquirió el principito, que ya le compadecía
-Para olvidar que tengo vergüenza- confesó el bebedor bajando la cabeza.
-¿Vergüenza de qué?- indagó el principito que deseaba socorrerle.
-¡Vergüenza de beber!- terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.
Y el principito se alejó, perplejo.
Las personas grandes son decididamente muy, pero muy extrañas, se decía a sí mismo durante el viaje.
Antoine De Saint-Exupery, “El Principito”
Asunción Lago Cabana. Psicóloga del Instituto Bitácora
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