Andaba yo marujeando el pasado jueves en la cocina de mi casa acompañada de la radio cuando de repente me llamó la atención algo que había escuchado. Lo primero que pensé es que lo había escuchado mal, que no podía ser, pero sí, si podía ser, porque dicha expresión, que tanto llamó mi atención, se repitió una y otra vez… En el programa que escuchaba, el presentador y dos psicólogas, interaccionaban con los oyentes y utilizaban la expresión “adicción a los padres” para referirse a los niños y adolescentes que manifestaban diferentes tipos de miedos como consecuencia del estilo educativo sobreprotector de los padres.
Recordé, entonces, que no hace mucho, en un programa de televisión, hablaban de “adicción al azúcar”. De hecho lo comenté con el equipo de Instituto Bitácora, porque en esos días estábamos revisando y actualizando la batería de pruebas que les pasamos a nuestros pacientes como parte del proceso de evaluación.En el programa se veía a una doctora pasar este tipo de pruebas, en concreto, una conocida escala que mide la disposición al cambio, y que se utiliza, y nosotros utilizamos, para detectar el nivel de motivación de los pacientes con problemas de alcohol y drogas. Por supuesto, los items estaban ligeramente modificados para adaptarlos al problema que estaba tratando, según la doctora, una adicción al azúcar. Y el paciente era un chico joven, con un aspecto físico saludable, que estaba intentando eliminar de su dieta alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar. La reflexión no pudo llegar a nada más, se quedó en una simple anécdota, porque el objetivo de la reunión era otro, pero llegamos a bromear con que cualquier día se afirmaría que el agua era adictiva.
Después de escuchar lo de “adicción a los padres”, me puse en acción. Primero tecleé dicha expresión, y todo lo que salió hacía referencia a padres con problemas de adicción o información para padres sobre adicción en sus hijos. Pero cuando tecleé “adicción al azúcar” en los buscadores de internet, en los textos que aparecían y en programas de televisión a los que se referían, leí expresiones como “el azúcar es una droga, una auténtica droga” “el azúcar es más adictiva que la cocaína” “desengancharse del azúcar”…
Eso ha pasado con términos, como por ejemplo “paranoia”, con el que hasta hemos llegado a inventar un verbo nuevo, que ya se utiliza de forma generalizada, “emparanoiarse” o “emparanoyarse”, y que aunque de momento no aparece en los diccionarios ya no sorprende a nadie, porque todo el mundo sabe de su significado.
Con “adicción”, me temo, que de seguir así, podemos llegar a cualquier parte, hasta como decía este equipo medio en broma, medio en serio, hasta plantearnos que ese elemento básico, sin color, sin olor, sin sabor, que forma parte de la naturaleza y de nosotros mismos es adictivo.
Asunción Lago Cabana
CREO QUE ES UNA VERDADERA PARANOYA EL DE EL AZÚCAR, Y SI ES CIERTO QUE ES ADICTIVA, PERO NO CREO QUE SEA MAS DURO DEJAR EL AZÚCAR QUE LA COCAÍNA.
SIN MAS DESEAROS FELIZ NAVIDAD A TODOS……….SER FELICES ES GRATISSSSSS.
Sobre el autor