Las compras compulsivas, pertenecen a la categoría de trastornos de control de los impulsos. Es un problema que afecta más a mujeres que a hombres, y que se ve facilitado por los valores de una sociedad consumista, en el que gracias al poder de la publicidad, se crean necesidades artificiales y el bienestar se une a lo que se tiene.
La conducta de comprar, no se lleva a cabo por la necesidad de cierto producto o por su utilidad, y aunque en los inicios resulta agradable, acaba siendo un acto irreflexivo, irreprimible y recurrente, de búsqueda de satisfacción, de intentos por ocultar nuestros malestares, de evadirnos de frustraciones, de tristezas, de soledades… pero esa satisfacción que se obtiene, es momentánea, y tras ella aparece más malestar, generalmente en forma de sentimiento de culpa y de vergüenza, que sólo se sabe afrontar con más compra, por lo que se puede entrar en un círculo negativo del que muy difícilmente se podrá salir sin ayuda especializada.
La compra compulsiva, se puede considerar una adicción. Los principales componentes son la compulsión y la falta de control (incapacidad de frenar la conducta y llevarla a cabo a pesar de ser conscientes de las consecuencias negativas) al que se asocian otros problemas como son patologías ansiosas depresivas. En las personas que desarrollan este trastorno aparece la baja autoestima como componente habitual, y también, aunque en menor medida, trastornos del estado de ánimo, ansiedad, abuso de sustancias y trastornos alimentarios.
El tratamiento pues, tendrá que tener en cuenta, éstas circunstancias, considerar de manera global a la persona, para poder entender, identificar y analizar las causas del originen y mantenimiento de la conducta de comprar.
El objetivo del tratamiento es el control de la conducta, por lo que a través de un enfoque multidisciplinar e integrador, se utilizarán los recursos necesarios para cada caso, fármacos, psicoterapia individual, psicoterapia grupal, apoyo a la familia, para poder restablecer el control interno.