PROCESO DE RECAÍDA

PorInstituto Bitácora

PROCESO DE RECAÍDA

La recaída es quizás una de las circunstancias más temidas tanto por las personas que padecen una adicción, como por sus familiares. Una vez que la persona adicta ha conseguido alcanzar la abstinencia, la forma de que esta se mantenga es trabajando para prevenir que la recaída aparezca. En este punto, es imprescindible que pacientes y familiares conozcan y se familiaricen con el proceso que sigue la recaída, pues si no se es capaz de identificar las señales que alertan de una recaída, difícilmente esta se podrá prevenir.

¿Cómo ocurre el proceso de recaída?

Normalmente, la recaída no aparece de un momento a otro. Lo común es que de manera progresiva vayan apareciendo señales y síntomas que nos pueden alertar de que las cosas no van bien. Esto puede tomarse como una oportunidad para, de manera prematura, detener el proceso que llevaría a un nuevo consumo.

Para no caer en un contenido excesivamente teórico que pueda aburrir o confundir al lector, emplearemos el caso real de un paciente adicto al alcohol para ilustrar de qué manera se da este proceso.

El paciente, al que llamaremos Luis, acudió a consulta por un problema de adicción al alcohol. Desde el principio, Luis respondió muy bien al tratamiento, tomando interés y siguiendo de una manera muy adecuada todas las indicaciones de los profesionales. Como su historia con el alcohol había sido muy larga y le había acarreado numerosos problemas y sufrimiento, Luis estaba muy motivado y animado por el hecho de haber empezado a poner un poco de orden en su día a día. Tras años de consumo de alcohol y malestar diario, por fin empezaba a poder llevar una vida normal. Relataba que se sentía libre, como si hubiese roto una cadena que le ataba a la bebida y le hacía esclavo de esta.
Aunque a veces le costaba conciliar el sueño, refería que se iba a la cama con una sensación de tranquilidad que hacía muchos años que no experimentaba, decía que se sentía en paz con su conciencia.
Retomó también antiguas aficiones como la natación y la guitarra, actividades que siempre le habían apasionado, pero que por su problema con el alcohol, había dejado de practicarlas. Esto le ayudaba a calmar algunos síntomas de ansiedad que padecía en algunos momentos concretos.

En definitiva, haciendo balance, Luis se sentía muy satisfecho con su nueva vida.

Hasta el momento, siguiendo el criterio de los profesionales, había estado evitando exponerse a situaciones que invitasen a beber alcohol. Había dicho que no a una comida de empresa, también había evitado la celebración de cumpleaños de un viejo amigo y la boda de un familiar. Comprendía que en ese tipo de eventos el consumo de alcohol podía ser abusivo, y que exponerse a ello no sería bueno para él, pues aumentarían enormemente sus deseos de consumo. Puesto que estaba muy entusiasmado con el resto de cosas de su día a día, no le había importado renunciar a esos momentos sociales.

Transcurridos pocos meses, la motivación de Luis comenzó a descender. El entusiasmo y la ilusión que sentía en su día a día ya no era tan grande. Algunos días faltaba a sus clases de natación, y ya no empleaba tanto tiempo en practicar con la guitarra. Sin duda, este descenso en su motivación era el primer indicador que debía activar las alertas.
No obstante a todo ello, seguía sintiéndose feliz por haberse alejado de la bebida, y seguía sintiéndose libre de la esclavitud del alcoholismo, eso no había cambiado. Se sentía seguro, tenía claro que su decisión de no beber era firme. Tanto esto era así, que desatendió el consejo de los profesionales y decidió acudir a una comunión a la que había sido invitado. Estaba (o parecía estar) tan seguro de sí mismo, que ignoró la advertencia de que el acudir a la comunión podría desembocar en una recaída más o menos inminente. En su exceso de seguridad, su falta de precaución y en la no adherencia al consejo profesional, encontramos otros indicios claros de que la recaída puede estar más cerca.

Luis acudió a la comunión y no consumió alcohol. Pensó que había ganado la batalla. Pero no quiso prestar atención a las sensaciones y pensamientos que ahora se habían instalado en él. Había aguantado toda la celebración sin probar ni una gota de alcohol, pero esto le había resultado terriblemente incómodo. No se sintió a gusto viendo cómo todo el mundo podía beber a su alrededor y él no. De hecho, casi no pensó en otra cosa durante todo el evento.
No bebió alcohol, pero la idea que se trajo de vuelta a casa fue la de que la vida sin poder beber es terriblemente difícil e incómoda. La maquinaria de la recaída ya estaba en marcha. Sus pensamientos hicieron el resto. Empezó a verse a sí mismo incapaz de mantenerse abstinente, su seguridad había desaparecido. Además, donde antes se sentía tranquilo y libre de la esclavitud del alcohol, ahora solo podía pensar en el sufrimiento que le suponía el no poder beber. Ese sentimiento de desesperación hizo que aparecieran unas ganas terribles de volver a consumir, y con ello, la idea de que todo ese malestar y nerviosismo que estaba sintiendo se aliviaría con la bebida.

Es fácil intuir el desenlace del relato. Si se analiza la secuencia de acontecimientos, es sencillo detectar en qué puntos de la historia se podría haber actuado de una manera distinta de cara a evitar la recaída. Si Luis se hubiera extremado sus precauciones al notar un descenso de su motivación en su vida diaria y se hubiese planteado la posibilidad de recaer, si hubiese evitado ir a la comunión, o si hubiese puesto sobre la mesa ese malestar que le había generado la exposición al alcohol durante el evento… en cualquiera de esos momentos, podría haber puesto en marcha distintas estrategias que le hubiesen ayudado a gestionar su malestar y a reconducir las situaciones para poder mantener la abstinencia.

¿Qué podemos concluir de todo esto?

Durante el proceso de recuperación de la adicción a una sustancia, la persona podrá atravesar algunos momentos complicados, en los que su motivación podrá disminuir. Esa fluctuación en la motivación, así como los altibajos, son una parte natural del proceso para los cuales existen herramientas y estrategias de afrontamiento.
En definitiva, el mensaje que buscamos transmitir con este artículo, es que si se sigue el criterio de los profesionales, y con el adecuado esfuerzo tanto del paciente como de sus familiares, es posible anticipar y prevenir las recaídas de una manera eficaz.

Ana
Ponce Rodríguez

Sobre el autor

Instituto Bitácora administrator

Somos un equipo multidisciplinar, encabezado por el Dr Reina, dedicado al tratamiento del alcoholismo y otras adicciones, así como a la atención de la familia y a las patologías mentales, desde un modelo bio-psico-social que permite hacer una lectura antropológica de la persona que presenta el problema en su contexto y dentro de unos principios Bioéticos.

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