Intente NO poner un psiquiatra en su vida (2)

PorInstituto Bitácora

Intente NO poner un psiquiatra en su vida (2)

Seguimos hoy con algunas reflexiones acerca de puntos que pueden ayudarnos a mantener un cierto equilibrio mental.

Los puntos que tratamos en la anterior entrada del Blog fueron:

EL OBJETIVO DE LA VIDA NO ES LA FELICIDAD.

LA VIDA NO ES SIMPLE.

 MUCHAS VECES, SERÁS TÚ QUIEN NO LLEVE LA RAZÓN.

IMPLÍCATE EN TU CAMBIO.

LA MAYORÍA DE COSAS CUESTAN MUCHO TRABAJO.

Cualquiera que la haya leído habrá podido sacar la conclusión de que se encuentra ante un pesimista sin remedio, que recomienda no buscar la felicidad, no tener un gran objetivo en la vida, que advierte de que todo cuesta mucho trabajo… todo lo contrario. Los años de experiencia clínica te hacen ver que mucha de la desdicha de los pacientes se basan en errores en el punto de partida de la concepción de la vida misma, que inevitablemente causan sufrimiento. Podríamos seguir reflexionando de la siguiente forma:

TEN UN PROYECTO VITAL RAZONABLE. Por ejemplo: todos hemos visto los programas de televisión tipo Operación Triunfo. Si escuchamos las entrevistas a los aspirantes es raro el que no utiliza expresiones tipo “…desde siempre ha sido mi sueño…” o “…todo lo que he querido en la vida es…”. Bien. Decía en la anterior entrada que la búsqueda de la felicidad, esa de la Constitución de los Estados Unidos, es por supuesto legítima, pero quien tiene un único gran “Sueño”, un gran “Objetivo” (si, con mayúsculas), está metafóricamente hablando, apostando su vida a un solo número de la ruleta y al contrario del que va al casino, en la vida no hay más fichas para apostar. Y hay muy poquitas probabilidades de ganar, de cumplir ese gran sueño para el que creemos haber nacido. ¿Qué le ocurre al que no gana?

Que pierde.

Y quizás acuda a un psiquiatra que acabe convirtiendo, simplemente por poner un nombre en un informe, un error de concepto en una enfermedad. Por la puerta entra una persona con ciertos conceptos equivocados y sale un enfermo crónico, porque si no se le ayuda a reestructurar su forma de ver las cosas y actuar en la vida jamás se sentirá de forma diferente y nunca se sentirá “curado”.

Al respecto hay muchas citas, quizás la más famosa de ellas sea la de John Lennon, acerca de que “la vida es eso que te pasa mientras esperas a que se cumplan tus planes”. Tim Minchin (el de la canción de la entrada anterior) muestra una vez más su lucidez cuando en un discurso de graduación en la Universidad en la que estudió recomendaba ser “microambiciosos”, lo cual puede a primera vista parecer inapropiado para recién licenciados que quieren comerse el mundo, pero le daba el sentido de aplicar todo nuestro potencial, esfuerzo e ilusiones a cada uno de los días de la vida, no a ese día, que probablemente no llegará, en el que todos nuestros deseos y objetivos se cumplirán y seremos felices. Si esperamos eso, nos quedaremos como Penélope, la de la canción de Serrat, esperando eternamente en la estación y a lo mejor, como Penélope, la de la canción de Serrat, no seremos capaces de reconocerlo cuando llegue. Última cita, ésta de Steve Jobs, uno de los fundadores de Apple: “Si vives todos los días de tu vida como si fuese el último, un día tendrás razón”. No dejemos de valorar cada uno de los días de los que disponemos en aras de unos mejores que quizás llegarán o no.

No conozco una sola vida que de forma permanente sea perfecta y “feliz”. Ya se encarga ella de cambiar tus planes, así que mejor tener un plan B, un C y un D, aunque quizás ella tenga un plan E.

TEN UN PROYECTO VITAL. Vale, vale… Sé que la anterior decía algo parecido, pero me pareció oportuno explicitar que finuras aparte, es importante saber que haces algo con tu vida, que tienes una razón para levantarte por las mañanas y que tienes un objetivo a corto y medio plazo. La mayoría de trastornos de conducta en jóvenes derivan de la combinación explosiva entre consumo de tóxicos y falta de proyecto vital. Los famosos ni-nis, que ni estudian ni trabajan ni piensan hacerlo y por lo tanto carecen de visión de futuro, satisfacciones con sus acciones y se sienten crónicamente vacíos y rabiosos.

IDENTIFICA LAS COSAS BUENAS DE TU VIDA. Al igual que no conozco una vida plenamente feliz de forma permanente tampoco conozco lo contrario. Dentro de la frustración de lo cotidiano, de las pequeñas o grandes cosas malas que la vida nos reserva, permanecen reductos en los que podemos sentirnos seguros que hay que saber encontrar o valorar. Si no sabemos verlos, o no les damos el valor que tienen, el de contrapesar, equilibrar la percepción acerca de nuestra existencia, irremediablemente nos estrellaremos contra el otro polo, el de la infelicidad. Es algo que una rama de la psicología llamada cognitivo-conductual llama Pensamiento Dicotómico (en el que sólo existe el blanco y el negro, lo bueno y lo malo) y conviene huir de él.

Puedes estar enfermo/a y eso es malo, pero alguien se está esforzando por cuidarte, se queda contigo por las noches, te sonríe y demuestra que te quiere, y eso es bueno y si no se es capaz de verlo y valorarlo estamos abocados al sufrimiento.

HAZTE UNA ESCALA DE VALORES. Para desenvolvernos en la vida, suele ayudar hacer una reflexión y tener un marco de referencia ético/moral en el que apoyarnos, que nos ayude a saber o más bien sentir cuándo hacemos las cosas bien o mal. Quien haya sido criado según unos valores religiosos lo tendrá más fácil si tras una reflexión crítica lo inculcado por sus padres le hace sentir cómodo moralmente hablando. Demos por hecho que una crianza en un ambiente no religioso no excluye de que se transmitan unos valores, hagamos el mismo ejercicio y utilicemos lo transmitido por nuestros padres. Y en el caso de que no, formémonos un criterio. Leamos, estudiemos, escuchemos y hagámonos un código ético según el que regirnos, en el que sepamos, de forma honesta y formada que hay líneas rojas que no debemos cruzar y espacios en los que podemos estar orgullosos de estar haciéndolo bien. Aporta seguridad y evitará muchos sentimientos de incertidumbre.

PASA A LA ACCIÓN. Sí, es repetido de la anterior entrada, pero es importante recordarlo. Hay una psicóloga amiga, Marina Díaz que acuñó una frase antológica: “la mano que te ayudará es la que está al final de tu brazo”. Y tiene razón. Antes que esperar a encontrarse bien para hacer cosas debemos hacer cosas para encontrarnos bien. Eso actuará de reforzador natural de conductas sanas frente a una pasividad ante los problemas que simplemente los perpetúa.

SÉ FLEXIBLE, PREPÁRATE A CAMBIAR. Ante los demás y ante los acontecimientos de la vida. Hemos hablado de un plan A, B, C… porque son necesarios, pero también son necesarios cambios ante la evolución propia de la edad, los acontecimientos vitales, las relaciones… Las reglas del juego de cuando teníamos 15 no valen a los 65. Cambios naturales como que a los 15 lo más importante son los amigos y a los 65 son los nietos no se ven tan claros en otros aspectos de la vida. Es preciso adaptarse a lo inevitable y a lo imprevisto y hay que estar prevenidos y preparados.

TEN SENTIDO DEL HUMOR. Ayuda a relativizar la importancia de lo que nos pasa y nos pone en nuestro sitio. Después de todo, la vida es demasiado importante como para tomárnosla en serio, ¿no?

 

Sebastián Sanz Cortés. Psiquiatra.

Sobre el autor

Instituto Bitácora administrator

Somos un equipo multidisciplinar, encabezado por el Dr Reina, dedicado al tratamiento del alcoholismo y otras adicciones, así como a la atención de la familia y a las patologías mentales, desde un modelo bio-psico-social que permite hacer una lectura antropológica de la persona que presenta el problema en su contexto y dentro de unos principios Bioéticos.

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