Se acabaron por fin las fechas de obligatorio exceso, excesos en muchos aspectos, en tener que querernos muchos, en tener que ser muy buenas personas, en tener un balance positivo del año y propuestas aun mejores para el siguiente… y excesos también en lo que gastamos, en lo que comemos, en lo que bebemos.
En las fechas que acabamos de pasar, se produce un aumento muy considerable del consumo de alcohol. Y no me extraña, si está por todas partes. En los anuncios de la televisión, que en estos días, como las colonias y los bombones, están a todas horas. En la panadería, en la peluquería, en el gimnasio, donde en un lugar bien visible hay una botella de anís y vasitos de plástico, lo de poner algún mantecado o polvorón para acompañar es opcional.
Hasta los que normalmente no beben lo han hecho en estos días, en la comida de empresa, en la cena con los amigos, si nos ha tocado la lotería, si no nos ha tocado la lotería, en la Nochebuena con la familia de uno, en la Navidad con la familia del otro, en la fiesta de Fin de año, con los Reyes Magos… han sido muchas las ocasiones y en un corto espacio de tiempo en los que el alcohol ha sido el protagonistas de nuestras celebraciones.
La Organización Mundial De La Salud (OMS) aconseja no superar las dos copas de vino o cerveza al día, cuando esto se incrementa, como ocurre durante éste periodo concreto, puede llegar a causar daños.
Con una o dos copitas, nos alegramos, nos relajamos, nos desinhibimos… pero muchos pasan la delgada línea roja, y con los excesos vienen los problemas. Problemas de muchos y variados tipos, algunos tan tontos como resfriarnos, que con el frío que ha hecho estos días y la euforia que al principio nos da el alcohol no nos abrigamos, otros, nos pueden hacer sentir preocupados o avergonzados al día siguiente, si es que somos capaces de recordar que hemos acabado diciendo lo que pensamos pero sin pensar lo que decíamos. Problemas que afectan a nuestro bienestar, molestias gástricos, aunque es bien fácil echarle la culpa a lo mucho que hemos comido, o alteraciones del sueño, que aunque el alcohol tiene efecto sedante en una fase inicial afecta mucho a la calidad del sueño y al día siguiente no estamos cansados, estamos fatal, o consumir drogas ilegales, que por un día no pasa nada, que para eso estamos de fiesta, o incluso podemos terminar con problemas tan serios como cometer un delito, cogiendo el coche bajo la influencia del alcohol.
La lista de consecuencias negativas del consumo excesivo de alcohol es bien larga y bien sabida para muchos, la información sobre ello está al alcance de todos, pero a pesar de ello, para las fiestas del próximo año el panorama será muy parecido.
Ahora ya estamos en plena cuesta de enero, recuperándonos de lo gastado, bicheando en las rebajas ese abrigo que no me hacía falta pero no me compré antes para ahorrar algunos euros, los gimnasios repletos, los nutricionistas hasta arriba de trabajo… ¿y del alcohol? ¿cómo se recupera uno de los excesos de alcohol?
Post realizado por Asunción Lago Cabana. Psicóloga Instituto Bitácora
Sobre el autor