Archivos mensual noviembre 2016

PorInstituto Bitácora

Pensamientos erróneos

La manera de pensar sobre las cosas inspira a cómo nos sentimos y estos sentimientos repercuten en cómo nos comportamos. Es difícil cambiar el modo de sentir pero sí que podemos actuar sobre las formas negativas de pensar y, por tanto, mejorar nuestros sentimientos y forma de actuar.

Los pensamientos erróneos o distorsiones cognitivas no son ningún trastorno ni ninguna una enfermedad, a todos en algún momento de nuestra vida nos ha pasado, lo más importante es poderlo tener en cuenta y ser consciente de ello, porque si se produce de forma muy frecuente puede causarnos problemas. Como hemos dicho antes la forma de pensar nos influye en cómo nos sentimos y esto en cómo actuamos, de forma que detrás de un cuadro de ansiedad o una depresión podemos encontrar muchas distorsiones cognitivas.

Los pensamientos negativos erróneos aparecen de forma automática y muchas veces no son lógicos. Se pueden considerar como formas de malinterpretar la realidad o las situaciones que nos ocurren.

A continuación vamos a exponer algunas de estas formas de malinterpretar la realidad, ¡léelas y piensa sinceramente si no te ha pasado alguna vez!

  1. El debería que o tendría que… seríamos mucho más felices si fuéramos capaces de decirnos a nosotros mismo “me gustaría que mi vecino me saludara al pasar”, en vez de “mi vecino tendría que saludarme al pasar”.
  2. El todo o nada… hay una gran escala de grises entre los extremos del “blanco y el negro” y no todo es “bueno o malo”. No todo puede irte mal, ni todos los hombre son malos, a veces pueden ir regular las cosas y algunos hombres se han podido portal mal contigo.
  3. La magnificación… es cuando exageramos lo negativo, los defectos o los errores y podemos caer en que “esto es fatal”, en el catastrofismo y la horribilitis.
  4. La minimización… es cuando no prestamos atención a lo positivo y si está bien es porque así debe de ser, “si he aprobado el examen es porque era fácil y me han preguntado lo que yo sabía”.
  5. 5. La sobregeneralización… esto ocurre cuando usamos palabras como el “nunca”, “siempre”, ”todo”…Si llevo toda la mañana haciendo las tareas de la casa pero no me ha dado tiempo de hacer la compra, no sería correcto decir que “no he hecho nada en toda la mañana”.
  6. La personalización… Otro tipo de error que podemos cometer es tomar como nuestro una responsabilidad que no nos corresponde, y casi siempre suelen ser hechos negativos , por ejemplo, viene un familiar a verme y le indico cómo llegar a casa, se ha perdido porque “yo no le he indicado bien”.
  7. Lectura del pensamiento… Este pensamiento distorsionado consiste en asumir lo que los demás están pensando o sintiendo sin evidencia alguna de que esto sea así. Hoy he llegado tarde al trabajo… como yo soy capaz de leerle el pensamiento a mi jefe…“seguro que se cree que soy una floja y está enfadado conmigo”.
  8. Etiquetaje… ponerse una etiqueta que además suele ser negativa “yo es que soy muy patoso, irresponsable…”
  9. Adivinación… Este pensamiento irracional consiste en hacer una predicción y luego convencerse de que es un hecho ya establecido. El pensamiento catastrófico muchas veces empieza por los “¿y si…?”

 

¿Se cura el pensar mal?

La mayoría de las personas piensan que no se puede cambiar la forma de pensar. La forma en la que uno piensa o interpreta su entorno es algo que se aprende, uno no nace optimista o pesimista, sino que en gran medida aprende a pensar o interpretar de forma más o menos realista los hechos y de la misma manera que se aprende se desaprende y se aprende a pensar de otra manera, por tanto, el “me gustaría pensar de otra manera” depende sólo de ti, no es fácil pero es posible.

Dra. Mª Carmen López Alanís.

Psiquiatra Instituto Bitácora

PorInstituto Bitácora

DEPORTE: de la salud a la obsesión.

En  este escrito nos referimos a la realización regular de ejercicio físico como factor fundamental para el bienestar psicofísico de las personas, frente a la práctica de deporte que se convierte en una obsesión.

 De todos es sabido, que la práctica deportiva es un elemento importante, en algunos casos hasta decisivo, para poder estar bien. Es importante en todos los rangos de edad. Y es significativo en la prevención de enfermedades, en la evolución o desarrollo de éstas, y en la recuperación de la salud.También es sabido, que el ejercicio tiene grandes beneficios sobre nuestro estado mental y emocional. Es un factor estabilizador del estado de ánimo, es una fuente generadora de alegría, de buen humor, un potente liberador de tensiones acumuladas. Y esto se debe a que con el deporte aumentan los niveles de determinadas sustancias en nuestro organismo. Sustancias a las que podríamos llamar “sustancias del bienestar”.Y además de los beneficios a nivel físico y psicológico, el deporte es una importante fuente de relaciones sociales, y un ocio saludable y satisfactorio.

Por todo esto, y por otras cuestiones, el deporte está más de moda que nunca. Y como no puede ser de otra manera, está impregnado por éste nuestro estilo de vida postmoderno en el que la búsqueda de la perfección nos tiene esclavizados, y la belleza física es lo más importante… está tan de moda, que lo que de toda la vida ha sido correr, ahora es running, aunque no hace mucho era footing, o jogging… está tan de moda, que no se libra del consumismo, y hay detrás o más bien delante, toda una maquinaria de publicidad de todo tipo de productos, de ropa, de calzado, de productos alimentarios, de estimulantes de esto, de potenciadores de lo otro…está tan de moda que muchas causas solidarias se apoyan en eventos deportivos para sensibilizar y movilizar a la población…está tan de moda, tan presente, que la obsesión por la práctica de deporte ha pasado a ser un trastorno reciente que va teniendo cada vez una mayor repercusión en nuestra sociedad, y se convierte en un problema serio, cuando su práctica pasa a ser  excesiva, continua, constante e intensa, pudiendo dar lugar al desarrollo de una adicción.

 

¿Dónde está el límite entre lo que es engancharse al deporte de manera sana y estar enganchado al deporte?

 

Esta problemática es relativamente nueva. Hasta los años setenta no se empezó a utilizar la palabra adición al deporte. Por ello, no existe una definición estándar, no está incluida en el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) y no existe consenso para describir, explicar, diferenciar y clasificar esta creciente problemática. Sin embargo, la mayoría de los autores hacen uso del término adicción al deporte para explicar la dedicación diaria y casi obsesiva de muchas personas, que sin importarles las condiciones ambientales (climáticas) ni corporales (lesiones o enfermedades potenciales) sienten la necesidad urgente de practicar deporte, a menudo tienen pensamientos recurrentes sobre la práctica de ejercicio y experimentan síntomas físicos y psicológicos de retirada cuando no pueden realizarlo.

Desde el punto de vista psicológico la dependencia al deporte se podría explicar como un reforzamiento positivo, ya que mejora el estado de ánimo, mejora la salud y es fuente de relaciones sociales, por lo que estos beneficios podrían fomentar la repetición de la conducta.

Desde el punto de vista fisiológico, la adicción al deporte se puede explicar por las “sustancias del bienestar” que se liberan. De entre ellas las más conocidas son las endorfinas, que proporcionan sensación de felicidad, alegría, incluso euforia, reduciendo así la ansiedad y el estrés. Y que tienen además efecto analgésico, por lo que reduce también el dolor, retardando la sensación de cansancio y fatiga.También se aumenta el nivel de dopamina, que es una sustancia implicada en la adicción a las drogas, y que es la responsable de las sensaciones placenteras tras el ejercicio. La serotonina, que es una sustancia que se libera fundamentalmente cuando hacemos deporte al aire libre, provoca sensación de calma, relajación, y además facilita conciliar el sueño.Nuestro cerebro, con la práctica del ejercicio físico, se va acostumbrando a la presencia de las “sustancias del bienestar”, por lo que se repite la conducta buscando las sensaciones placenteras, y cuando pasamos una temporadita sin hacer ejercicio nuestras células los reclaman pudiendo su falta producir hasta cambios de humor.

Podemos afirmar que la adicción al deporte, como todas las adicciones, presenta tres características principales: Dependencia, tolerancia y abstinencia. Dependencia, entendida como la búsqueda del estado de bienestar que produce la realización del ejercicio. Tolerancia, por la necesidad de ir aumentando la frecuencia e intensidad de la actividad para poder alcanzar la misma sensación. Y abstinencia, por la aparición de una serie de síntomas, físicos y psicológicos, ante la imposibilidad de realizar la actividad.

Además, van apareciendo consecuencias negativas, porque la práctica del deporte llega un momento en que se antepone a responsabilidades, actividades y relaciones que antes resultaban gratificantes para la persona.

Como en todas las adicciones, identificar cuándo la actividad pasa a ser un problema no resulta fácil. La adicción es una enfermedad insidiosa, que se desarrolla lentamente, cuya sintomatología pasa inadvertida en los inicios y que además resulta  fácilmente justificable, por lo que en la mayoría de los casos, cuando se empieza a escuchar de los demás cuestiones como “¿No crees que entrenas demasiado?… ¿No te estarás obsesionando?… ¿No vas a parar?…” es que ya hay un desequilibrio significativo.

Si ante estos mensajes, vengan de los demás o vengan de nosotros mismos, no existe capacidad para ponerse límites y cumplirlos, es el momento de acudir a especialistas para hacer frente a este problema, problema que es grave, complejo, progresivo y tratable.

La dependencia al ejercicio se considera patológica y un riesgo para la salud, ya que se asocia a problemas físicos, como lesiones, alteraciones psicológicas, ansiedad y depresión, y en algunos casos también a trastornos de la alimentación.

En la mayoría de los casos se necesita ayuda para afrontar la relación problemática con la actividad física, ya que no es fácil tener conciencia acerca de éste problema. El deporte es saludable y deseable, para todo y para todos.  Todos experimentamos la sensación de bienestar, de subidón que nos proporciona su actividad. Con el deporte liberamos las drogas naturales de nuestro cuerpo, y eso es saludable. Lo que no lo es, es que su práctica pase a ser una obsesión, en la que no nos sentimos bien si no lo practicamos.

 

Asunción Lago Cabana

Instituto Bitácora.

 

PorInstituto Bitácora

15 noviembre Día Mundial Sin Alcohol

Desde Instituto Bitácora, nos súmanos a la celebración del Día Mundial Sin Alcohol.

Y ya que es un día para la reflexión sobre las consecuencias del consumo de alcohol, queremos señalar, el difícil escenario en el que se encuentran las personas que presentan un trastorno por consumo de alcohol.

Se encuentran con una sociedad que acepta y valora que con dos copas de más contemos cuatro chistes, pero cuando aparecen problemas nos aparta.

Se encuentran con una enfermedad que gran parte de la población no considera como tal, aunque sean evidentes los desequilibrios a nivel físico, psicológico y social.

Se encuentran con que los dispositivos que están a su alcance muchas veces no funcionan. Sabemos muy bien qué hacer ante un problema de colesterol, o hipertensión o diabetes o ansiedad o tabaquismo, pero muchas veces se atienden los problemas derivados del alcohol, sin tratar el problema del alcohol. Solo pondré un ejemplo, porque hay muchos. El chaval que una noche de sábado acaba en urgencias por un coma etílico, ¿Qué se hace? ¿Se trabaja una vez que se le da el alta para evitar una segunda vez?

Hoy, quince de noviembre, queremos acercar esta problemática, creciente a pesar del trabajo en prevención que se ha hecho y se está haciendo, a TODOS. Y queremos especialmente señalar, que las personas que presentan problemas con el alcohol sufren mucho, en silencio, en soledad. Sufren como consecuencia de la enfermedad. Sufren por la culpa, la vergüenza, y sufren por el estigma social que todo ello supone.

Os dejamos el testimonio de dos de nuestros pacientes que están dejando de sufrir.

Tras muchos intentos sola por salir de ese refugio en el que por circunstancias de la vida hacia años me encontraba inmersa, y con el empuje principal de mis hijos que también estaban a punto de tirar la toalla, casi me vi obligada a tomar la mejor decisión que quizás haya tomado en mi vida, asistir al Centro Bitácora con mucha fe y esperanza, de la mano de quienes más amor y cariño podré recibir jamás, a quienes les di la vida.

Para mi ha sido maravilloso dejar de beber, he aprendido a valorar la vida, a reír estando fresca, a disfrutar de mis hijos y de mis nietos, a verme guapa, a no tener pereza en arreglarme, salir, hacer actividades que antes no hubiera hecho ni soñando.
Me costó mucho abrirme y contar mis experiencias, pero ahora asisto a terapias con otras mujeres como yo y me lleno de alegría y entusiasmo. Compartir es afrontar.
La vida sin alcohol es VIDA.

Bueno me llamo Vicente:

Mi vida sin alcohol es maravillosa, cuando bebía mi vida no era vida, era una persona que me encerraba en mi mismo y cada vez peor y todo por la bebida. Vivía para la bebida. Hasta que un día a mi familia le pedí ayuda y empezó una nueva vida sin alcohol y es estupenda.

Empiezo a ser yo, ya no tengo tanto miedo a salir a la calle mirando hacia abajo para que nadie note que tengo los ojos rojos de la resaca, ahora en todo momento soy yo quien decide, sin dudar, ya que me siento seguro de mi mismo puesto que tengo ganas de vivir, empiezo a cuidarme, mi aspecto es totalmente diferente ahora estoy limpio, cuidado, e incluso tengo más peso, puesto que antes no comía solo bebía y de comer nada.

Donde no veía una salida ahora si la veo, y es más, hasta me gusta ver que me estoy queriendo pues si me quiero yo podré querer a otras personas.

Ahora mi camino puede ser de rosas con espinas, pero veo lo positivo, veo la rosa y las espinas las aparto, puesto que ahora empiezo a ser yo mismo y positivo, no veo la oscuridad de antes que solo me decía pobre de mi, ahora tengo problemas como todo el mundo, pero los afronto con más claridad y no escondo la cabeza como hacia antes, afronto todo desde una perspectiva normal.

Ahora empiezo a ser una persona normal y no enferma y ser normal para un alcohólico no es fácil, pero si quieres puedes. Y te aseguro que no cambio ni mi mejor día de borrachera por el peor día que tenga ahora, puesto que ahora soy muchísimo más feliz que antes y me gusta mucho quererme, me sienta bien y a los demás que me quieren también. Y empiezan a confiar en mi y eso me llena y me da mucha más fuerza para seguir a delante, y fuerza para creer en mi mismo.

He recuperado lo más importante para mi, mi hija y mi familia, y creedme, cuando te ves solo y envuelto en el mundo del alcohol no ves salida, pero si la hay. Yo no soy especial ni nada de eso, solo tengo ganas de vivir mi vida sin una copa, puesto que soy enfermo alcohólico, pero la vida sin alcohol es maravillosa y se consigue siempre que uno quiera.

PorInstituto Bitácora

¿Existe una técnica para resolver los problemas?

Existe una estrategia que viene de los modelos de psicoterapia cognitivista más racionalistas que es la “Técnica de resolución de problemas”.

La terapia desde este punto de vista te aportaría estrategias para solucionar tus problemas, estas soluciones consistirían en respuestas de afrontamiento hacia esas dificultades que pueden ser de diversa índole, desde pequeñas cosas de la vida cotidiana, “tengo que arreglar un papeleo que no se bien cómo hacerlo ni a quien pedirle ayuda” o cuestiones más complicadas del tipo “pedirle un aumento a mi jefe” o “cómo ayudar a un familiar enfermo”. Esta técnica puede ayudarnos en un buen número de situaciones sociales de interés, como el estrés cotidiano en adolescentes, el bienestar psicológico en adultos, el abuso de sustancias, los problemas relacionales, etc.

El objetivo general de la terapia de solución de problemas es identificar cuáles son las situaciones estresantes que generan emociones negativas, poder disminuir lo máximo posible el grado de en que esa emotividad afecta a los intentos de hacerle frente a la cuestión y mejorar los resultados que obtenemos, así como enseñar habilidades para mejorar la forma de afrontarlo.

Dividiremos en 6 pasos el método a seguir para generar una buena solución ante un problema.

 

1.- Identifica los problemas

En primer lugar haremos una lista de problemas, para esto tenemos que tener en cuenta si el problema es tuyo o no. ¿No te ha pasado que muchas veces te has cargado con los problemas de los demás? pues bien, si no es tuyo ve tachándolo de la lista y cuidado con no confundir un problema que puede afectarme con un problema que sea mío y que tenga que resolver yo.

Una vez que has dejado en la lista los que realmente son tuyos intenta definirlo de una forma concreta. Si sabemos realmente a lo que nos estamos enfrentando será más fácil buscarle una solución, para esto puede ayudar buscar información sobre el tema y establecer unos objetivos realistas. Algunas personas simplemente con este ejercicio de enumerarlo, se dan cuenta que no eran tantos ni tan graves esos problemas que le tenían preocupado, aunque aún no le hayan buscado la solución.

Por ejemplo: “mi vecino me fastidia”, de una forma más específica sería “mi vecino da clases de baile en su casa los fines de semana y me molesta el ruido”.

2.- Escoge un problema              

Después escogemos uno, y cuidado con que sea un problema que pueda resolverse (un buen tutor me dijo una vez que tenemos que tener cuidado en saber diferenciar los problemas de las desgracias, los problemas tienen solución, las desgracias no).

Una vez que tenemos identificado por cual vamos a empezar de la forma más concreta posible nos hacemos unas preguntas ¿fui capaz de solucionar un problema similar en el pasado? ¿Cómo lo hice? ¿Puede ayudarme alguien?

 

3.- Busca alternativas

Posteriormente buscamos todas las soluciones que se te ocurran, da igual que sean buenas o malas, cuantas más ideas mejor, esto se llama tormenta de ideas, el que aparezcan muchas ideas aunque algunas parezcan tonterías te ayudará, lo único imprescindible es que sea una solución que pueda ser aplicable al problema, ya simplemente con eso disminuirá el malestar que se genera cuando pensamos que un problema no tiene solución. Si aumentamos lo máximo posible el número de soluciones puede que entre ella se encuentra una que sea eficaz.

Del ejemplo anterior podría ser: hablar con él directamente, quejarme a la comunidad, buscarme yo actividades fuera los fines de semana, ponerme tapones en los oídos…

 

4.- Toma decisiones

Comparamos entre sí todas las propuestas para ver cuál puede ser la mejor. Le ayudaremos a escoger algunas de esas propuestas de soluciones que ha hecho y veremos de 2 ó 3 los pros y contras de cada una. Tendremos que valorar cuales son las repercusiones sociales y personales de cada una así como las consecuencias a corto y largo plazo. Tendrás que valorar también el tiempo y el trabajo que necesitas invertir para este posible remedio. No tiene porqué ser la primera opción la correcta, un problema puede tener distintas soluciones.

 

5.- Pon en práctica la solución

                Posteriormente pondrá en práctica la opción elegida, tiene que ser un  plan alcanzable, lo más específico posible, con fechas concretas… aunque pueda necesitar ayuda también para llevarlo a cabo.

 

6.- Comprueba el resultado

Por último analizaremos los resultados, qué pasó, qué fue bien y qué mal. Si fue bien el problema estará resuelto, si no, tenemos distintas opciones, podemos seguir con el plan inicial, revisaremos la meta, y a lo mejor esta primera opción te ayuda a que veas otras opciones y soluciones de las que planteaste antes.

 

Dra. Mª Carmen López Alanís

Psiquiatra Instituto Bitácora

PorInstituto Bitácora

¿Cómo afrontar un duelo?

Aunque el duelo es una experiencia común no deja de ser estresante. Todos en algún momento de nuestras vidas tendremos que afrontar la muerte de algún ser querido y hoy queremos hablar un poco sobre ello.

La palabra “duelo” proviene de la terminología latina dolus que significa: dolor.

Durante un duelo se van desencadenando multitud de sentimientos y todos necesitamos un tiempo para aceptarlos.

¿Es normal cómo estoy llevando mi duelo?

Normalmente en un primer momento se produce una fase de negación, esto quiere decir que la persona se siente como aturdida o confundida sin creerse lo ocurrido. Este sentimiento es normal en unas primeras horas o días, es como un mecanismo de defensa porque en un primer momento no podemos soportar tanto dolor, no nos da tiempo a encajar la noticia, incluso este periodo ayuda a llevar a cabo tareas propias de organización del funeral y demás. Estos rituales como el funeral ayudan en la aceptación, de la misma forma que es positivo hablar de la pérdida y de las circunstancias que rodearon a la muerte, donde estabas cuando te enteraste, cómo será el funeral…

A los pocos días este embotamiento desaparece y suele aparece la sensación ya de echar de menos al ser querido perdido. Pueden aparecer pesadillas y puede aparecer un estado de importante nerviosismo. También es natural sentir rabia, tenemos que enfadarnos, enfadarnos con el mundo, con Dios porque se lo ha llevado, con nosotros mismos por no haber estado presente, con los médicos por no haber hecho más, hasta con el fallecido porque se ha ido y me ha dejado solo.

Puede haber personas que “ven” o “sienten” a sus seres queridos en cualquier sitio, en la casa, la calle, el parque… lugares donde habían pasado tiempo juntos.

Otras personas pueden sentir alivio porque la muerte ha sido tras una dolorosa enfermedad y por fin todos han dejado de sufrir y, aunque pueden aparecer sentimiento de culpa, no tienes que sentirte culpable.

En estos momentos, lo habitual es que no le apetezca a la persona comenzar a recuperar sus actividades diarias pero lo mejor es volver a recobrar poco a poco las actividades normales de cada uno en unas dos semanas, si bien este no es el momento de tomar decisiones que supongan cambios importantes en tu vida.

Pese a que pronto recupere su funcionamiento habitual es natural que durante varios meses este muy presente en el pensamiento de la persona el recuerdo tanto de buenos como de malos momentos. Poco a poco, y como el tiempo todo lo cura, la tristeza disminuye y aunque nunca lo olvide no estará tan presente en tu día a día. Podemos encontrar maneras de recordar a los seres queridos que han fallecido llevándolos con nosotros, pero sin que ello nos impida seguir viviendo. La relación que existía entre la persona que ya no está y tú, siempre quedará dentro de ti.

¿Qué cosas puede hacer qué te ayuden a superarlo, aunque te resulten difíciles?

Arreglar y recoger las cosas personales y prendas de vestir de la persona querida, hablar con alguien de cómo te sientes, tener cerca a tus familiares y amigos, otros miembros de la familia pueden estar en tu mismo lugar y también en esas dificultades y evitar el tema no es aconsejable.

¿Cuándo pedir ayudar en un duelo?

La aceptación es la fase final del duelo. Aunque depende de cada persona, en uno o dos años, la mayoría de las personas se recuperan de una pérdida importante. Si necesitas o has necesitado más o menos tiempo permítete sentir como te sientes pero ten en cuenta que, aunque un proceso de duelo puede tener unas manifestaciones normales, el duelo, como todo proceso humano, se puede complicar. También puede ocurrir que te veas incapaz de afrontarlo, sintiéndote bloqueado y completamente abrumado, notando que nada cambia con el paso de los meses, viéndote estancado en las mismas emociones y pensamientos, y con dificultad para afrontar la vida, en este caso es cuando puedes pedir ayudar a nosotros, a los profesiones.

Dra. Mª Carmen López Alanís.

Psiquiatra Instituto Bitácora

 

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