Archivos mensual octubre 2015

PorInstituto Bitácora

Por el miedo a perderse algo,acabamos perdidos

En el último post sobre Nuevas Tecnologías, en el que hacíamos una reflexión acerca de los muchos y diferentes problemas derivados de su mal uso y de la necesidad de estar preparados para poder detectarlos y tratarlos, hicimos referencia a un nuevo síndrome denominado FOMO (fear of missing out) o miedo a perderse algo.

Este fenómeno ha aparecido como consecuencia de la facilidad para sobrepasar los límites del control del manejo de las redes sociales, y a nuestro alrededor se dan casos en los que se aprecia de manera evidente, aunque para la mayoría pasan desapercibidos por ser algo muy reciente pero cada vez más habitual.

Una de las características de las Nuevas Tecnologías es la inmediatez. Nos llegan multitud de noticias sobre acontecimientos actuales, libros que leer, películas que ver, eventos en los que participar, y también nos llegan, porque es un buen escaparate, detalles de la vida de nuestros amigos, de nuestros conocidos y no tan conocidos, que con o sin pudor, nos bombardean con multitud de fotos y comentarios acerca de lo que hacen o dejan de hacer.

El FOMO tiene que ver con la sensación de angustia que se puede generar, por no poder llegar a todo lo que se publica, por no poder atender a todo, por no poder  estar presente en todo.

No todos los que hacen uso de las redes sociales acaban experimentando este malestar, pero en  las recientes investigaciones sobre este fenómeno, las cifras de personas afectadas van en aumento. En las más recientes se concluye que dos tercios de los usuarios tienen este  problema y en mayor proporción la población comprendida entre jóvenes de trece a treinta y cuatro años, y más en hombres que en mujeres.

Estas personas, pueden llegar a experimentar  sensación de inferioridad, sentir que su vida es menos interesante que la de los demás, creer que se ha quedado fuera de algo importante. A estas sensaciones negativas, hay que sumarle el malestar por la necesidad de estar permanentemente conectado a lo que se publica. Todo ello puede acabar generando un cuadro de depresión o ansiedad si esta situación se mantiene en el tiempo.

Y desgraciadamente es lo que suele ocurrir, que se va perpetuando y complicando con el tiempo. El deseo o necesidad de querer prestar atención a todo, y a todo lo que los demás están haciendo y estar cada vez más tiempo conectados, hace que estemos tan centrados en el otro, que simplemente nos olvidamos de nosotros y dejamos de poner atención en las cosas que realmente son importantes. Ahora lo prioritario es estar, saber qué se cuece en todo momento en la red, y además en la mayoría de los casos no estamos hablando de una sola, sino de varias simultáneamente.

Estoy conduciendo, o trabajando, o escuchando una conferencia, o viendo una buena película, o jugando con mi hijo, o saboreando una exquisita comida, o charlando con un buen amigo… y escucho el sonido o siento la vibración que me avisa de un nuevo mensaje y sí o sí tengo que abrirlo… o no soy capaz de reprimir el impulso de enviar un tuit o subir una foto a instagram cuando estoy disfrutando de una situación agradable.

¿Por qué acaban sintiéndose tan mal las personas que padecen este tipo de trastorno? Porque por estar al tanto de todo lo que se publica, por estar al tanto de todo lo que hacen los demás, o para que los demás estén al tanto de todo lo que nosotros hacemos, dejamos lo que estamos haciendo, nos salimos de las situaciones que estamos viviendo, o simplemente dejamos de hacer actividades que nos aportan satisfacción y bienestar.

Es una doble vía para acumular sentimientos negativos, por una parte el no disfrutar con lo nuestro, y por la otra sufrir por lo que no somos capaces de abarcar.

Asunción Lago Cabana

PorInstituto Bitácora

El valor de las relaciones sociales

El ser humano no está diseñado para vivir en soledad. No es ningún secreto que una de las partes más importantes de nuestra vida son las relaciones sociales. Nuestro bienestar depende en gran medida de la convivencia con los demás, no sólo en aspectos prácticos (protección, conocimientos, información, etc.), sino sobre todo en los emocionales. Pero estas relaciones, al igual que nuestro cuerpo, tienen que cuidarse si queremos que sean saludables.

Raramente en nuestra vida vamos a escapar de los efectos de la relaciones sociales, ya sea en nuestro lugar de trabajo, de estudio, nuestros ratos de ocio o dentro de nuestra propia familia. Una interacción placentera en cualquiera de estos ámbitos nos hace sentirnos felices, desarrollando nuestras tareas con mayor eficacia. De hecho, una baja competencia en las relaciones sociales con los demás puede llevar a tener dificultades en el trabajo, en los estudios o en la familia. Leer más

PorInstituto Bitácora

Cuando pensamientos indeseados toman control… TOC… ¿cómo del sufrimiento puede nacer algo tan bello?

En esta ocasión os queremos dejar un poema de amor tan especial como conmovedor, titulado, TOC. Su autor es un estadounidense nacido en Minnesota, llamado Neil Hilborn, que padece un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

En primer lugar haremos un breve comentario de en qué consiste un TOC y posteriormente os dejamos el poema.

La mayoría de nosotros, en alguna ocasión, hemos comprobado si hemos cerrado el coche correctamente o la puerta al salir de casa en más de una ocasión, también hemos podido experimentar el que se repita en nuestra cabeza el estribillo de una canción durante toda una tarde… las personas que padecen TOC sienten la necesidad de comprobar las cosas una y otra vez o tienen ciertos pensamientos o realizan rutinas y rituales una y otra vez generándole importante angustia y pudiendo interferir de forma considerable en su vida cotidiana.

Estos pensamientos repetidos y perturbadores del TOC se llaman obsesiones y en muchos casos, con el fin de intentar controlar estas obsesiones, las personas con TOC repiten rituales o comportamientos, a esto se le llama compulsiones.

Son ejemplo de obsesiones, el miedo a gérmenes, a ser heridos o herir a otros, y pensamientos perturbadores religiosos o sexuales. Entre los ejemplos de una compulsión podemos encontrar el contar o limpiar cosas, lavarse el cuerpo o partes de este repetidas veces, u ordenar las cosas de un modo en particular, cuando estas acciones no son necesarias, y verificar todo una y otra vez.

El poema a continuación:

La primera vez que la vi…

Todo en mi cabeza se silenció

Todos los ticks, las imágenes constantes desaparecieron.

Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo en realidad no tienes momentos callados.

Incluso en la cama estoy pensando:

¿Cerré las puertas? Sí

¿Me lavé las manos? Sí

¿Cerré las puertas? Sí

¿Me lavé las manos? Sí

Pero cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva de la horquilla de sus labios.

O la pestaña en su mejilla–

La pestaña en su mejilla–

La pestaña en su mejilla.

Sabía que debía hablar con ella

La invité a salir seis veces en treinta segundos.

Ella dijo que sí después de la tercera,

pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.

En nuestra primera cita,

pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella.

Pero le encantó.

Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.

Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en la banqueta.

Cuando nos mudamos juntos ella dijo que se sentía segura,

como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces.

Yo siempre veía su boca cuando hablaba–

Cuando hablaba–

Cuando hablaba–

Cuando hablaba–

Cuando hablaba;

Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.

En la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas.

Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.

Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.

Cuando me detenía en las grietas de la banqueta ella seguía caminando.

Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.

Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.

La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.

Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error,

pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarla?!

El amor no es un error y me está matando que ella pueda salirse de esto y yo no.

No puedo–

No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.

Usualmente, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel.

Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches.

Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.

Quiero despertar todas las mañanas pensando en la manera en la que agarra el volante.

Cómo mueve las manijas de la regadera como si estuviera abriendo una caja fuerte.

En cómo sopla las velas–

cómo sopla las velas–

cómo sopla las velas–

cómo sopla las velas–

cómo sopla…

Ahora sólo pienso en quién más está besándola.

No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!

La quiero de regreso tanto que…

Dejo la puerta sin cerrar.

Dejo las luces prendidas”.

Dra Mª Carmen López Alanís

PorInstituto Bitácora

SI LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS ESTAN EN TODAS PARTES ¿POR QUÉ LAS DEJAMOS FUERA DENTRO DE LA CONSULTA?

¿Qué vemos a nuestro alrededor?

Un niño, sentado junto a su madre en la piscina, quieto, callado, con el móvil de su madre jugando y jugando, mientras los demás niños están tirándose a ver quién salpica más a bomba, gritando con los ojos cerrados “Marco” y escuchando de dónde viene “Polo”, buscando tesoros en las profundidades…

Una madre que cuenta que las vacaciones que había diseñado con ilusión para ella y su hija, se habían vuelto insufribles, porque la chica no paraba de quejarse unas veces por la falta de cobertura mientras estaban en una idílica playa, y otras, cuando estaban en el hotel que ofertaba múltiples actividades, porque sus amigos habían estado en tal o cual sitio y ella se lo había perdido…

Una amiga, que en vez de estar de vacaciones ha estado de auténtica reportera porque lo verdaderamente importante para ella era que todos viéramos en el sitio tan estupendo que ha estado…

Una pareja que cada vez está más distanciada, y ella se siente viva, feliz, conociendo o reencontrándose con otras personas ajenas a su vida marital en las redes sociales…

Un médico que contesta su móvil mientras atiende a un paciente… la seño que whatsAppea mientras los alumnos hacen un examen… Leer más

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